«Sólo eran niños, joder», decía una madre al conocerse las cifras de los 23 muertos y 59 heridos producidos por la explosión. «¿Cómo pueden haber hecho esto, joder, sólo eran niños… Lo juro por Dios, cuando se sepa quién ha sido…», decía.
Un hombre suicida decidió inmolarse justo a la salida de los espectadores que fueron a ver el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena, dejando decenas de fallecidos, en su mayoría niños y adolescentes.
Este atentado no ha dejado indiferente a nadie, siendo uno de los más brutales protagonizados por el Islam, puesto que el objetivo del mismo fueron niños y familias que disfrutaban tranquilamente de un espectáculo que acabó en tragedia.
Durante la noche se vieron escenas de muchos nervios. Adolescentes con tacones en mano sin saber a dónde ir, niños acompañados de sus padres llorando por los nervios del momento, padres buscando a sus hijos que se encontraban disfrutando del concierto. Sin duda alguna el terrorismo islamista ha pasado al siguiente nivel; atacar a los niños europeos.
De momento Europa sigue dormida. Alemania, Francia, Suecia y ahora una vez más Inglaterra han sufrido duros ataques contra sus ciudadanos y aquí nadie hace nada.