En medio de una crisis mayor que la del año 2008, el Gobierno de Pedro Sánchez sigue sacando dinero de las arcas públicas, ya de por sí mermadas. Y esta vez, lo hace mientras hay españoles que aún no han cobrado su ERTE, y los niveles de pobreza se encuentran disparados.
Además, por si no fuera suficiente, los 50 millones saldrán de fondos de la Unión Europea. Con este tipo de dispendios, es normal que algunos países rechacen dar ayudas económicas a España.
La sensación es dolorosa. A pesar del orgullo que mostraba la ministra de Asuntos Exteriores al anunciar la medida, la realidad es que los árboles no están permitiendo ver el bosque al Ejecutivo.
Ya anunció también la ministra hace un par de meses que se tomaría una medida similar con Marruecos y otros países del norte de África. Con lo cual esto no viene de sorpresa. Sin embargo, quizá deberían tener en cuenta que el mayor proveedor de productos sanitarios a algunas comunidades como Andalucía durante esta crisis fue Amancio Ortega, y no el Gobierno de España. Quizá ahí si habría venido bien todo ese dinero.