Una mujer polaca se fue a Suecia buscando «una vida mejor» y acabó siendo violada por dos árabes e ignorada por la Policía

Ha pasado un año desde que Agnieszka Wiśniewska fue violada por dos jóvenes árabes en Suecia, pero es ahora cuando la polaca ha decidido contar su historia y lo ha hecho en declaraciones a Radio Szczecin.

Agnieszka Wiśniewska explica que fue en 2007 cuando llegó a Suecia por primera vez: «Quería vivir una vida tranquila. Había leído en los periódicos que era un gran país para familias con niños».

Decidió emigrar a Suecia, encontró un trabajo, aprendió a hablar inglés y llevaba una vida de lo más normal en Estocolmo hasta el día en el que ocurrió el ataque.

«Era un día como otro cualquiera. Estaba regresando a casa después de comprar pan y comida para mis gatos. Era de noche ya pero estaba cerca de casa. Entonces, dos hombres con rasgos árabes se me acercaron. Me sentí amenazada«, explica.

«En Suecia hay muchas mujeres que tienen miedo de salir cuando ya está anocheciendo», añade.

«Me cogieron por la chaqueta y me llevaron hasta un bosque cercano que había y ahí empezó todo», dice.

Pese a que trató de evitar ser violada, Agnieszka Wiśniewska fue violada violentamente. Fue golpeada y estamparon su cabeza en repetidas ocasiones contra el tronco de un árbol.

Los coches pasaban apenas a 200 metros de distancia y cuando vio que se aproximaba un camión, gritó con todas sus fuerzas para pedir ayuda, lo que provocó que sus atacantes decidieran huir.

Wiśniewska pudo llamar a la policía y ser trasladada a un hospital para ser examinada y curar sus heridas. Más tarde la policía le llamó para preguntarle si podía testificar por teléfono pero al estar su hijo en casa, sugirió que prefería declarar en la propia comisaría.

«Nadie me volvió a llamar. No tuve la oportunidad de denunciar lo que ocurrió en comisaría. Había un testigo, un ciclista que pasó durante el ataque y se detuvo para ayudarme. A él tampoco le llamaron pese a que dio toda la información. Ningún policía le preguntó qué vio o qué recordaba», afirma.

Pero no solamente eso. Cuando trató de acudir a una consulta de un psicólogo público, le dijeron que tenía que esperar porque «los refugiados también tienen traumas y tienen prioridad». Tuvieron que pasar 11 meses hasta que por fin pudo conseguir la primera cita.

Rafael Sánchez
Rafael es un tipo decidido. Nos informa de la actualidad política española, internacional y de la cuestión migratoria. Es un gran conocedor de lo que ocurre en otros países.

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