Pese a que cada vez son más las mujeres que salen a las calles a manifestarse en contra de la violencia provocada por la inmigración masiva y por la llegada de refugiados, siempre hay algunas mujeres que prefieren seguir defendiendo a estos, incluso pese a haber sufrido la violencia directamente.
En Suecia, una madre feminista se ha negado a denunciar ante las autoridades a Abdul Dostmohammadi, un refugiado afgano que vivía en su vivienda y violó a su hija de 12 años de edad.
La mujer de 45 años, que trabaja en un centro de refugiados de la localidad de Sölvesborg, comenzó a tener una relación con uno de los refugiados que residía en dicho centro y que afirmaba tener 18 años.
En un corto período de tiempo, el inmigrante comenzó a abusar sexualmente de la hija de 12 años de la mujer, besándola y abrazándola, para después violándola.
Pese a que la adolescente le contó lo ocurrido a su madre, esta se negó a denunciar el suceso e incluso se negó a que el refugiado abandonara su vivienda. Esto provocó que la niña se lo contara a su padre, que fue quien se puso en contacto con la Policía para denunciar los hechos.
Durante el juicio, quedó claro que la madre es una fiel defensora del refugiado afgano e incluso describió al violado como un ser «maravilloso» al que estaba intentando ayudar para encontrar un hogar después de que este hubiera violado a su hija.
«No quería denunciarlo porque quiero que siga en Suecia», dijo la madre durante el juicio contra el refugiado.
La Justicia sueca decepcionó al condenar al afgano solamente con cumplir 100 horas de servicio comunitario. Su deportación fue rechazada.