Grandísimo, espectacular, maravilloso, imparable, único…Los adjetivos para definir a Rafa Nadal son interminables. El tenista español, demostró haber recuperado su mejor nivel al estar completando su mejor temporada sobre la arcilla logrando su décimo Roland Garros al imponerse con un auténtico recital a Stanislas Wawrinka en tres sets (6-2, 6-3 y 6-1)
Rafa Nadal llegaba a la gran final parisina desplegando un tenis sencillamente espectacular, logrando victorias rápidas, contundentes y que en ningún momento dejaron duda alguna de la superioridad del balear sobre la arcilla francesa.
Pese a que el partido arrancó con un Rafa cometiendo más errores no forzados de los que suele cometer, el español reaccionó y comenzó a ganar terreno a un Wawrinka que trataba de recurrir a su potente saque para contraatacar a su rival.
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Con el paso de los minutos, Rafa, que se convirtió en el tercer jugador de la historia en disputar diez finales de un mismo torneo de Grand Slam, comenzó a desplegar su mejor tenis. Golpes planos inalcanzables, saques directos y sobre todo, golpes que obligaban a correr al suizo de un lado a otro, minando su moral y haciéndole entender que la victoria era misión imposible.
Tras la victoria, Rafa Nadal se derrumbó. Lágrimas de alegría, esfuerzo y sobre todo de satisfacción tras recuperar su mejor nivel.
La Philippe Chatrier se entregó a Nadal
La Philippe Chatrier, una vez más a rebosar para ver al gran ‘dueño’ de Roland Garros conseguir su décima Copa de los Mosqueteros, coreó en numerosas ocasiones el nombre de Nadal, quien con su juego no dejó ninguna posibilidad a un desesperado Wawrinka, que llegó a aplaudir algún punto de su rival ante la gran superioridad de Rafa.