La localidad zaragozana de Borja se ha hartado de los menos extranjeros no acompañados, más conocidos como menas.
Pese a que en un principio el pueblo había abierto sus puertas a la llegada de los menores inmigrantes ilegales, el comportamiento de estos y los constantes problemas que han causado entre los vecinos ha provocado que todos los grupos del Consistorio borjano hayan decidido rechazar la presencia de los menas.
Desde que estos jóvenes extranjeros, en su gran mayoría magrebíes, llegaron a Borja, una localidad zaragozana con algo más de 5.000 habitantes, la Policía Local y la Guardia Civil han tenido que intervenir en varias ocasiones debido a la violencia protagonizada por estos menores extranjeros.
Pero la decisión final se ha producido cuando varios menas dejaron encerrada a una trabajadora social de la empresa OsZagales en el piso que se destinó a acoger a estos inmigrantes ilegales no acompañados.
Desde el Consistorio se explica que la decisión se ha tomado «por la alarma social creada ante el comportamiento de varios de los usuarios hacia personas de la localidad».
«Es un problema estatal que estamos viviendo desde nuestra perspectiva local y que entre todos tenemos que solucionarlo, pero los hechos sucedidos desde su puesta en marcha nos hacen pensar que el proyecto no puede salir adelante y que ha fracasado en nuestro municipio», explicaron dejando claro que los ‘menas’ no podrán seguir en el pueblo.
