La última semana no ha sido la más acertada del ministro Marlaska. Los problemas se multiplican para Interior, que ve como su cúpula se empieza a tambalear por el escándalo que está salpicando al Gobierno desde que se destituyó a Pérez de los Cobos por la investigación sobre el 8-M.
Ahora también conocemos que varios jueces y fiscales se muestran favorables a llevar a juicio al todavía ministro. Consideran que Marlaska trató de presionar al Coronel de los Cobos para que cometiese «un delito de revelación de secretos«. Ante la negativa del Guardia Civil optó por la vía más rápida, colocar a alguien afín a quien pudiese manipular.
Sin embargo, después de que toda la estrategia del Gobierno se haya venido abajo, resulta difícil creer que Marlaska consiga mantener su sillón.
De hecho, al ministro de Interior esta situación no le puede pillar desprevenido. Antes de ministro fue Juez en la Audiencia Nacional, y él mismo llegó a juzgar casos similares como el que está protagonizando, eso sí, desde el otro bando.
Si finalmente el ministro Marlaska termina imputado, sería el fin de su carrera política. Ahora ya ha perdido por completo la confianza de las Fuerzas de Seguridad del Estado sobre las que tiene competencias, y puede estar cerca de perder la confianza que depositó en él Pedro Sánchez cuando le nombró.
