Pese a que el feminismo suele destacar el trato injusto que reciben las mujeres por parte de los hombres, en ocasiones también hay hombres que son maltratados por las mujeres.
Es el caso de Julio Alberto Acebrón Paniagua, que lleva más de 500 días sin poder ver ni saber nada de su hija Noah y todo porque su mujer decidió apartarla de él sin motivo alguno.
A través de change.org, Julio, desesperado, ha pedido recuperar a su hija, y para que su caso se haga más conocido, ha iniciado una huelga de hambre en la Puerta del Sol.
En change.org, Julio Acebrón explica su situación: «A raíz de la ruptura de la pareja por motivos diversos, ella decidió llevarse a nuestra hija de vuelta para España (vivían en Inglaterra) sin la pertinente autorización por mi parte y negando cualquier tipo de contacto con ella, así como interponiendo una falsa denuncia por malos tratos, rechazada por la policía por falta de pruebas y tras comprobar como ella misma se contradice en sus declaraciones.
Tras mucho investigar y hablar con abogados, estos me explican que ella está incurriendo en un delito de Secuestro parental tipificado en Art. 80 del convenio de la Haya y penado con entre 2 y 4 años de cárcel.
El problema reside en que, debido a la lentitud de los organismos encargados de esta restitución, cuando se llega a tratar el caso, tanto la secuestradora como la niña ya llevan un tiempo en esta nueva ciudad y hacer que la menor retorne a su país de residencia es contraproducente para ella generando más trastornos en la menor».
Su ex mujer, María Jahiyoni Francés Pozuelo, sigue sin dejar que Julio vea a su hija, e incluso, ha conseguido que el CARRMM (Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas) le ayude, cuando en realidad no ha habido maltrato alguno.
Las feministas acosan a Julio en la Puerta del Sol
Este miércoles, varias feministas radicales no dudaron en acercarse a Julio para insultarle, amenazarle y tratar de minar aún más su moral. «Te vas a cagar», le dijeron varias feministas mientras Julio trataba de no derrumbarse ante el acoso de las radicales.
Pero afortunadamente, numerosas personas se acercaron para apoyar a Julio, defenderlo de las radicales y sobre todo, transmitirle todo tipo de ánimos para que siga con la lucha.