Ana Julia Quezada, asesina de Gabriel, quería regresar a la República Dominicana acompañada por el padre del niño y su actual pareja, Ángel y es por ello por lo que consideraba a Gabriel un «obstáculo», puesto que Ángel se negaba a marcharse dejando a su hijo en España.
No hay ninguna duda de que Ana Julia Quezada quería regresar a su país de origen y ese factor, junto a su mala relación con el pequeño, fue clave para que la dominicana decidiera acabar violentamente con la vida de Gabriel.
El propio Gabriel manifestó en varias ocasiones que no quería estar con Ana Julia, algo a lo que la familia, cómo es lógico, decidió no darle importancia.
Otra línea de investigación que se mantiene abierta es la económica. Ana Julia era partidaria de que Ángel, el padre de Gabriel, ofreciera una recompensa de 30.000 euros a quien ofreciese alguna pista sobre el paradero del niño.
En las últimas horas se ha conocido que Ana Julia estafó a varios ancianos en Burgos, e incluso a su primera pareja, a quien engañó para operarse los pechos diciéndole que tenía un cáncer de pecho.
Lo que queda claro, es que Ana Julia Quezada es un auténtico monstruo y siendo generosos, merece cadena perpetua.
Quizás deberíamos plantearnos opciones mas allá de la cadena perpetua. Claro que lo que deberíamos replantearnos es todo el sistema desde el principio.
Esta mujer ha demostrado tener ciertos riesgos psicopáticos por su frialdad, falta de sentimientos y capacidad de engañar y manipular. Lo que se dice un verdadero monstruo. Y estos monstruos tienen difícil rehabilitación, son un peligro público y una vez detectadas no se las puede dejar solas en la sociedad para que sigan cometiendo nuevas y graves fechorías.