Alemania ha dicho basta. Con 509 votos a favor y 138 votos en contra, el Parlamento alemán, Bundestag, ha acordado calificar los países del Magreb, Túnez, Argelia y Marruecos países de origen seguro con el objetivo de facilitar la expulsión de los inmigrantes que lleguen a Alemania sin permiso de residencia.
Desde que estalló la crisis migratoria en 2015, una crisis en la que Angela Merkel permitió que entraran a Alemania cientos de miles de inmigrantes ilegales, el país germano ha sufrido un aumento de la criminalidad sin precedentes, sufriendo atentados yihadistas y provocando que los alemanes se harten de las políticas migratorias de Merkel.
Este hartazgo ha provocado que los socios de Angela Merkel y algunos partidos de la oposición, como AfD hayan obligado a la canciller alemana a endurecer sus políticas migratorias.
Helge Lindh, diputada socialdemócrata defendió la ley aprobada en el Parlamento alemán: «Servirá para no dar falsas esperanzas a aquellos inmigrantes que esperan instalarse en Alemania».
El ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, llegó a amenazar a Angela Merkel con forzar unas elecciones generales si no aceptaba endurecer la política migratoria del país. La presión de sus socios del partido CSU, junto a la presión de la sociedad teutona, han obligado a Merkel a ceder.
