Así son los independentistas: Mucha revolución de la sonrisa, pero celebran cada tragedia que afecta a España

Todo empezó el pasado mes de septiembre, cuando los independentistas comenzaron a difundir que eran «la revolución de las sonrisas», gente «pacífica», sin ningún tipo de maldad, pensamiento impuro, negativo u ofensivo, vamos, gente perfecta.

Ese discurso se ha ido repitiendo todas las semanas desde entonces. Políticos independentistas como el ex president, Carles Puigdemont, el ex vicepresidente, Oriol Junqueras y Marta Rovira, ahora candidata a la presidencia de la Generalitat, han insistido en que el pueblo independentista ha «dado una lección a España y Europa por su pacifismo».

Pero lo cierto, es que a la mínima oportunidad que han tenido para quitarse la careta y mostrar el odio que tienen dentro hacia los españoles, se la han quitado, mostrando el auténtico monstruo que esconden, sedientos de noticias desgraciadas para los españoles y España.

Fue el pasado 12 de octubre, cuando cientos de independentistas, incluso políticos, se quitaron esa falsa careta de pacíficos y celebraron la muerte del piloto Borja Aybar. El joven piloto del Ejército falleció en Albacete al perder el control del Eurofighter que pilotaba.

Apenas cinco días después, los independentistas volvían a alegrarse con la muerte de otro ciudadano español. En esta ocasión con el fallecimiento del también piloto Fernando Pérez, quien murió tras un fallo en su caza. “No todo serán malas noticias. Una máquina de destrucción masiva menos. Ya van dos. No perdemos la esperanza”, fue uno de los numerosos comentarios ofensivos que se pudieron leer ese día en las redes sociales.

Pero si los independentistas tenían alguna oportunidad de evitar ser calificados de deleznables, la perdieron cuando también mostraron su alegría tras conocerse la muerte de José Manuel Maza, fiscal general del Estado.

Estos no dudaron en volver a celebrar la muerte de un ciudadano español, sacando a la luz su imagen más rastrera: «Declaro formalmente que no quiero faltar al respeto de nadie. Ahora voy a abrir una botella de cava, pero no tiene nada que ver con la muerte del Sr. Maza. Es una casualidad».

Pese a todo esto, los independentistas, en su mundo irreal e inventado, seguirán etiquetándose como gente respetuosa, incapaces de escribir algo ofensivo. Veremos lo que tardan en volver a las andadas con sus crueles e inhumanos comentarios, celebrando la tragedia de los demás.