«Unidad, unidad, unidad» es lo que se escuchó en Vistalegre II nada más iniciarse el Congreso de Podemos para elegir el futuro del partido morado. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón son los principales candidatos a liderar el partido, pero solo uno de ellos fue el protagonista durante la jornada del sábado y ese fue Pablo Iglesias.
El Secretario General de la formación podemita, pese a que en un principio pareció mostrarse reacio a enfrentarse ante sus seguidores contra Errejón, fue variando su discurso para acabar presentando solamente a su equipo con el puño en alto, dejando claro que quiere quedarse con el poder de Podemos.
Podemos llegó al Gobierno gracias a su imagen de ser un partido del pueblo para el pueblo, pero con el paso del tiempo, se ha visto que la formación de izquierdas no es tan transparente como parecía.
Iglesias nunca ha escondido su deseo de quedarse con el control total del partido, e incluso ha llegado ha reconocer que «fue un error darle tanto poder a Errejón», a día de hoy su principal rival para la secretaría general de la formación.
El discurso de Iglesias ha sentado muy mal a los que apoyan a Errejón (errejonistas), puesto que solamente ha hablado de sus ideas y de los miembros que formarán parte de su equipo, ignorando a Íñigo Errejón y Miguel Urbán, dejándolos en un segundo plano con el objetivo de que no consigan alcanzar el poder e impedir así que se cumplan sus deseos, convertir a Podemos en un partido comunista.