Este sábado, medio millón de personas se reunieron en el Paseo de Gràcia de Barcelona para manifestarse en una marcha que a priori iba a ser para ir en contra del terrorismo y a favor de la unidad, pero viendo lo ocurrido, se puede pensar que fue más una manifestación hecha para presumir de ideas independentistas que de otra cosa.
Pese a que se vieron numerosas banderas de España y se escucharon cánticos de ‘Que viva España’, lo cierto es que desde que las televisiones ofrecieron las primeras imágenes aéreas de la manifestación, los ciudadanos se dieron cuenta que no iba a ser una marcha de unidad, sino de diferencias, en las que los independentistas aprovecharon para lucir esteladas, carteles en contra de España y a favor de la independencia y sobre todo para pitar la presencia del Rey Felipe VI y Mariano Rajoy.
Se pudieron leer numerosos carteles criticando la venta de armas a Arabia Saudí, además de carteles en los que se dejaba claro que Cataluña era independiente y cargando contra el Gobierno de Mariano Rajoy.
Además, numerosos independentistas criticaron a todo aquel que llevaba una bandera española e incluso algunos de ellos se dedicaron a romper carteles con mensajes de paz por el simple hecho de estar en castellano.
No hay ninguna duda de que la manifestación vivida este sábado ha sido una ‘mini diada’ en la que los independentistas se han olvidado de las víctimas del terrorismo y se han centrado en hacer publicidad del independentismo que Cataluña quiere conseguir el próximo uno de octubre.
Aplausos a Carles Puigdemont
Quien no fue pitado ni criticado fue Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat. El máximo mandatario de Cataluña, junto a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, fue aplaudido a su llegada.
Por su parte, Pablo Iglesias defendió que la gente haya pitado al Rey: «Debe haber libertad de expresión. Es normal que la ciudadanía muestre sus opiniones».
Cuando los independentistas, y el propio Pablo Iglesias, se manifiestan como lo han hecho, lo que están demostrando es que no les importan las víctimas del terrorismo y sí únicamente la defensa de sus intereses políticos y personales. Por eso, aprovechan cualquier ocasión donde exista una importante concentración de ciudadanos, para hacer pública ostentación de sus intereses que, de no ser por esta circunstancia, poca repercusión pública iban a obtener. En definitiva, es una manera de reconocer su escasa representación y su inoportunidad.