Analizando la problemática independentista, es chocante ver la facilidad con la que los políticos independentistas son capaces de mentir, de transmitir mensajes esperanzadores a aquellos ciudadanos que tras años de adoctrinamiento y falsas promesas finalmente han sucumbido ante la manipulación independentistas y se han convertido en los principales abanderados de una causa que no tiene futuro alguno.
Pase lo que pase, los políticos independentistas, son capaces de defender lo indefendible. Lo hemos visto en actos políticos, en declaraciones ante los medios y en entrevistas. Hagan lo que hagan, es en beneficio «de la futura República catalana».
Si Carles Puigdemont decide fugarse a Bélgica para huir de la Justicia española, los políticos independentistas insisten en que el objetivo de su marcha ha sido «internacionalizar el conflicto», porque claro, ir al único país en el que saben que la extradición no es sencilla es una decisión tomada para hacer del conflicto catalán algo internacional.
Si cientos de empresas se van de Cataluña, provocando que se dejen de ingresar miles de millones en impuestos de sociedades por el cambio de sede, la única respuesta de los líderes políticos ‘indepes’ es que esas empresas no influyen en la economía catalana e incluso restan importancia al cambio de sede «porque el centro de trabajo sigue ne Cataluña»: «Estas fugas no afectan al PIB catalán» decía Junqueras el pasado 16 de octubre.
Sobre la salida de los bancos, el propio Oriol Junqueras se atrevió a decir: «Se van a los Países Catalanes y no a Madrid», tratando de convencer a sus votantes de que La Caixa y Banco Sabadell seguían en territorio catalán pese haberse ido a Valencia y Alicante respectivamente.
Cuando se les dice que nadie reconoce la República, lo único que balbucean es: «Es algo normal que no se reconozca al momento. Hay un proceso largo. Dentro de doce meses comenzarán a reconocerla».
Otros, como Miquel Buch, presidente de los municipios independentistas, se limitan a decir que la Unión Europea «no vive su mejor momento y por ello no reconoce la República».
La ceguera independentista es tal que pese a que Carme Forcadell defendió ante el Tribunal Supremo que la declaración fue simbólica, sin valor alguno, los independentistas defienden que «lo hizo bajo presión por parte del Estado español».
Y una de las últimas grandes mentiras es que se presentan a las elecciones convocadas para un país que para ellos es extranjero con la excusa de que son «elecciones plebiscitarias para conseguir tomar definitivamente el control de la República».
«Son los políticos que más capacidad tienen para mentir»
Lo peor de todo, es que los catalanes independentistas se lo tragan absolutamente todo. En cambio los catalanes que quieren seguir en España y la gran mayoría del país, lo tienen claro: «Son expertos en mentir. Lo llevan haciendo años».
«Mira que en España tenemos políticos que mienten, pero los independentistas se llevan la palma. Son los que más capacidad tienen para mentir constantemente», nos dice Esther desde Girona.
«Es la magia de la política, cuando más repites una mentira más se convierte en verdad», añade Gabriel.
La UE ya denunció hace años que Cataluña era la región mas corrupta de España, y una de las mas corruptas e toda Europa