No hay ninguna duda que para formar parte de la CUP debes tener una mentalidad radicalista, antisistema y por qué no decirlo, también terrorista.
Carles Riera, cabeza de lista de la CUP, se presenta como un hombre educado, que viste bien, con una buena apariencia física, muy lejos del vestuario usado por sus antecesores como David Fernández y Anna Gabriel.
Pero lo cierto es que la nueva cara visible de la CUP tiene un pasado proetarra por el que nunca se ha mostrado arrepentido.
El 19 de junio de 1987, ETA asesinaba a 21 personas en Hipercor, dejando 45 heridos de diferente consideración. Pero Carles Riera, que en aquel momento era portavoz de Crida a la Solidaritat, se limitó a culpar de los muertos «a la gerencia de la empresa y a la Policía».
El propio Carles Riera era muy amiguito de sus compañeros políticos de Herri Batasuna, el partido que por aquel entonces buscaba la independencia del País Vasco y nunca condenaba los atentados de ETA.
En 1988, Carles Riera, junto a Jordi Sànchez, quien también era uno de los directivos de la Crida a la Solidaritat, acudieron al Velódromo de Anoeta para celebrar el décimo aniversario de Batasuna, donde se colgaron pancartas de ETA en la grada y en numerosas ocasiones se escuchó ‘Gora ETA’.
También apoyó al grupo terrorista catalán Terra Lliure
Pero Carles Riera no solamente estaba interesado en ser amigo de los etarras.
En Cataluña, defendió constantemente los intereses de los terroristas catalanes. Exigió la puesta en libertad del terrorista Carles Castellanos, quien participó en el atentado que la Guardia Civil sufrió en Sant Just Desvern.